Óleo sobre lienzo. Autor desconocido (finales del s. XVII)

Un incendio devastador

La Grand-Place de Bruselas es víctima de un incendio apocalíptico. Las llamas lo asuelan todo y desprenden una humareda negruzca que ensombrece el cielo. El Ayuntamiento, que reconocemos a la izquierda, arde completamente por dentro, al igual que la Maison du Roi situada en frente.

Al fondo, el campanario en llamas es el de la iglesia de San Nicolás.

La mayoría de las casas de piedra, ladrillo o entramado de madera son también pasto de las llamas, y las demás no tardarán en serlo.

Unas cuantas personas, presas del pánico, intentan huir mientras que a la derecha un perro corre despavorido.

Una lluvia de proyectiles

En primer plano, unos hombres parecen aterrorizados por el impacto justo delante de ellos de una bomba incendiaria, que el pintor ha representado mediante una especie de halo chisporroteante. Entre el 13 y el 15 de agosto de 1695, Bruselas es víctima de un bombardeo intensivo por las tropas del rey de Francia Luis XIV. Balas de cañón incandescentes y bombas incendiarias caen sobre la parte baja de la ciudad causando el terrible incendio representado aquí en su punto culminante.

El contexto histórico

Luis XIV, que ambiciona ampliar las fronteras de su reino, está en guerra contra una coalición de estados europeos conocida primero como la Liga de Augsburgo y a la sazón Gran Alianza. Entre dichos estados se encuentra España cuyo rey, Carlos II, es también soberano de nuestra región, que por aquel entonces se conoce como los Países Bajos Españoles. Al ser la ciudad más importante de estos territorios convertidos en campo de batalla, Bruselas resulta un objetivo obvio para el rey de Francia. La decisión de bombardearla es para Luis XIV una manera espectacular de demostrar su poderío y de amedrentar a sus adversarios.

La reconstrucción

Un poco más lejos se pueden ver una serie de dibujos y grabados que atestiguan del lamentable estado de la ciudad, que quedó en ruinas tras el bombardeo. Se calcula que unas 4.000 casas fueron destruidas, o sea, casi la cuarta parte de la superficie edificada.

Un poco más lejos, tenemos dos alargados dibujos del artista Derons, las ilustraciones conocidas más antiguas de las casas de la Grand-Place justo después de su reconstrucción, entre finales del siglo XVII y principios del XVIII. El cuidado tratamiento arquitectónico de este conjunto da fe de cómo Bruselas renació de sus cenizas con todo su esplendor tras este terrible drama.

Etapa siguiente

Esperamos que esta guía te haya ayudado a entender mejor algunas de las obras expuestas en el museo. Puedes continuar la visita con la exposición temporal dedicada a la Grand-Place, o volver sobre tus pasos en a una de las secciones que más te hayan gustado. Gracias por tu visita.